"Es la primera clonación lograda en el país de un animal muerto" -dice el investigador AdriánMutto, que junto con Germán Kaiser y Nicolás Mucci ya había logrado reproducir a Ciruelo, cuya copia idéntica, Ciruelito, fue el primer clon de Brangus del mundo-.
Inmediatamente después de fallecida la vaca original, Mutto recibió una pequeña porción de tejido. "Establecimos un cultivo de células [fibroblastos] y las criopreservamos hasta su utilización [en un tambor de nitrógeno líquido, a 196 grados bajo cero]. Después, realizamos varias maniobras de transferencia nuclear hasta que obtuvimos embriones que fueron implantados en hembras receptoras."
Fueron necesarias sólo dos gestaciones para, finalmente, obtener la ternerita clonada. Para hacerse una idea de la pericia de los científicos y técnicos argentinos, basta con mencionar que para clonar a Dolly, la oveja que inició esta historia, fueron necesarias 280 transferencias. El promedio actual es de entre el 5 y el 10% de resultados positivos. "En total, dentro del marco de este programa, transferimos 23 embriones y obtuvimos cuatro animales nacidos vivos, lo que quiere decir que tuvimos un 17% de eficiencia", puntualiza Mutto.
Para quienes se pregunten si estas técnicas de clonación son aplicables a los seres humanos, la respuesta es, sencillamente, que no.
"Más allá de un mero hecho publicitario con serios problemas éticos, no hay ningún motivo para hacerlo -dice el doctor Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva-. No somos sólo producto de nuestros genes: no se puede reemplazar a un hijo perdido ni a un héroe del pasado... El clon sería otra persona y punto. Por otro lado, no es una técnica inocua. Estos animales a veces no sobreviven más allá de unas pocas horas, o tienen alteraciones en la reprogramación genética. Además, cada especie presenta nuevos desafíos; de hecho, la técnica todavía no pudo reproducirse en primates. En vacas, ovejas y equinos tiene sentido, pero podemos estar tranquilos de que no se va a reportar ninguna clonación humana."
Fuente: La Nación Ciencia/Salud