En Estados Unidos se investigan cosas así...
Un único cabello puede ser suficiente para determinar dónde ha pasado ese individuo las últimas semanas, meses o incluso años. La clave es que lo que se bebe en cada lugar concreto deja trazas químicas en el pelo, según dicen en la universidad norteamericana de Utah. Y ninguna traza es tan profunda y tan interesante, sostienen, como la del agua de la canilla. El experimento actual concluye que hasta un 85% de las variaciones de los isótopos presentes en el cabello de una persona dependen de las variaciones del agua común que bebe.
Se dice que dos átomos son isótopos cuando tienen el mismo número atómico o número de protones -que es lo que determina que el hidrógeno sea hidrógeno y no oxígeno-, pero la masa atómica es distinta, es decir, varía el número de neutrones.
En algún punto, también la materia tiene su personalidad. Ni todos los hombres pueden ser iguales, aunque lo parezcan, ni lo son todas las aguas.
Según sea la cercanía de la costa, las temperaturas más altas o más bajas o mayor o menor la vegetación, el agua de cada sitio tiende a dar de sí determinados isótopos del hidrógeno y del oxígeno.
Lo que han investigado en Utah les permite pintar por entero un mapa del agua de la canilla en los Estados Unidos. Para ello, se recorrieron 65 ciudades en los diferentes estados del país. Uno de los organizadores del experimento, el profesor de biología Jim Ehleringer, mandó a su esposa Edna a pasear por los estados centrales y del sur, mientras los hijos del matrimonio, Clare y Dylan, viajaban por el norte. En todas partes entraban en las peluquerías y pedían pelo cortado o afeitado para tirar. Toda la familia volvió a casa cargada de sobres llenos de pelo y botellas llenas de agua. Y luego, al laboratorio.
¿Qué usos se le dará a esta magnífica técnica científica?
martes, 26 de febrero de 2008
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